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Capítulo 1: Encuentro

Lo conocí una noche de invierno, estaba nevando y las luces de la calle iluminaban mi rostro, me sentía sola, había huido de casa porque ya no aguantaba más la situación.

Me senté en un banco en un parque, aquel pequeño parque al que había ido de pequeña... con mis dos padres. La nostalgia invadió mi cuerpo y una sensación punzante de calidez y dolor me invadió, echaba tanto de menos aquellos días, pero lo sabía, los recuerdos recuerdos son.
Hay cosas que nunca podrán volver, sencillamente porque son irremediables, la muerte no la puede curar nadie.

Mis ojos se humedecieron, esos recuerdos rasgaban aquella máscara que llevaba desde hacía tantos años al recordar una y otra vez aquella voz de tontorrón que tenía mi padre cuando me veía correteando por el parque mientras soñaba despierta. Soñar despierta... es algo tan mío que creo que lo patentaré algún día.

Me senté en el balancín que habían puesto hacía unos años, no subía a uno desde que ingresé en la secundaria, más o menos desde que las cosas habían empezado a salir mal,
Aquel balancín proyectaba en mi una pequeña sensación de calidez, como si el tiempo volviese atrás por unos momentos, como si me abrazara, como si mi padre me abrazara tiernamente.
"Lo echo de menos", pensé para mi, puede que no fuese el mejor padre del mundo, pero realmente lo amaba.

Fue entonces cuando empecé a oír pasos que venían hacia mí, me sorprendió ver a alguien de mi edad ¿Qué hacía ahí a esas horas en este pueblo de mala muerte?
Para mi sorpresa no me dirigió la palabra, sencillamente se sentó en el banco que había cerca del balancín y se quedó callado durante un rato.
Poco después me dijo que realmente no esperaba que hubiese nadie allí y que si le podía guardar el secreto.
No entendí muy bien a lo que refería ¿Secreto? ¿Qué secreto es el hecho de ir a un aburrido parque por la noche? Además, tampoco era tan tarde como para pensar que se había escapado de casa, pero bueno, de todas formas era alguien que no conocía así que no tendría ningún problema en guardarle el "secreto".

Él se tumbó en el banco y se dispuso a mirar las estrellas, ese chico realmente me daba mucha curiosidad así que decidí sentarme en el banco que había al lado y tumbarme al igual que él a mirar las estrellas."¿Qué será lo que le ha llevado hasta aquí? Realmente me gustaría ponerme en su lugar ¿Qué será lo que está pensando?" me preguntaba a mi misma mientras aquellos puntitos brillantes se clavaban en mi retina "Esto es realmente relajante".
Fue entonces cuando él inició la conversación "¿Sabías que esa es la estrella polar? Me gusta mirarla cuando me siento perdido, es como si me guiara, como lo hacía con los antiguos navegantes".
"¿Eso quiere decir que te sientes perdido?" pregunté sin penar, cuando me di cuenta de lo que había dicho me disculpé inmediatamente,pero él contestó sin vacilar "Sí, me siento perdido".
Nos quedamos en silencio un buen rato, de hecho, no dijimos nada más hasta que me marché. Pero en lugar de sentirme incómoda por el silencio, me sentí relajada, como si él me entendiese, como si nuestras emociones fuesen las mismas.

Al despedirnos le pregunté si nos volveríamos a ver, él sonrió tiernamente y me contestó que "Por supuesto, no todos los días puedo encontrar a alguien que respete mi silencio".
Cuando volví a casa, desee con todas mis fuerzas encontrarme con él nuevamente. Me trasmitía confianza, como si fuésemos las únicas personas del mundo, como si solo nosotros lográramos entendernos.

Durante las siguientes semanas fui a ese parque cada noche con la esperanza de volver a encontrármelo, pero eso nunca sucedió.
Esa noche ocurrió algo, no se que pasó pero... hace unos días descubrí que aquella despedida fueron sus últimas palabras.
Encontraron su cuerpo en la orilla del río y no saben que sucedió, pero no parecía un suicidio...
y yo... tampoco creo que lo fuese.

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